BIENVENIDO/A A ESTA PÁGINA DEDICADA A LA CULTURA, EL ARTE Y LA FILOSOFÍA. . .

"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo." Benjamín Franklin


"Todo lo que se llama estudiar y aprender no es otra cosa que recordar" Platón


El presente espacio pretende ser una invitación al sano ejercicio de la REFLEXIÓN. Abarcando muy diversos temas, unidos por puntos en común como la CULTURA, el ARTE y la FILOSOFÍA. Esperando que algún tema de interés, sea la semilla que invite a indagar, buscar e investigar más profundamente y de forma personal aquello que nos cautive.

Podemos dejar de ESTUDIAR, pero nunca dejaremos de APRENDER. . .

Dr. R. J. Couvert

miércoles, 12 de enero de 2011

2.- CONSUMISMO DESMEDIDO

Los recursos naturales de la Tierra se están agotando tan rápidamente que serían necesarios "dos planetas" para mantener el estilo de vida actual dentro de una generación, según el informe Planeta Vivo del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF - siglas en inglés).

El estudio concluye que el consumo imprudente de "capital natural" está poniendo en peligro la prosperidad futura del planeta, con claros impactos económicos como el aumento del costo de los alimentos, el agua y la energía.
« Estamos actuando ecológicamente de la misma forma que han estado comportándose económicamente las instituciones financieras: buscando gratificación inmediata sin tener en cuenta las consecuencias », dijo Jonathan Loh, de la Sociedad Zoológica de Londres, en un comunicado que acompañó el informe. « Las consecuencias de una crisis ecológica mundial son aún más graves que la crisis económica actual », agregó.

El trabajo indica que la "huella" o desgaste medioambiental supera ahora la capacidad del planeta para regenerarse en un 30 por ciento. Por países, Estados Unidos y China son los que más desgaste ocasionan, según WWF. 

...Hablamos de progreso y evolución con la prepotente seguridad de aquellos que nada temen al destino; pero en cuanto a calidad de vida se refiere, encuentro más adecuado el término involución, dada la incertidumbre que, disfrazada de reina mala o recibo a fin de mes, comanda nuestros pequeños mundos materiales; los espirituales yacen en el abandono. 

Abocados a la pérdida paulatina de valores humanos, nos hemos transformado en autómatas del consumo, idiotizados por multinacionales que sólo buscan exprimir nuestra economía doméstica, arguyendo artificios en clave, mostrando ofertas engañosas y otorgando falsas promesas: artimañas amparadas por una ley inacabada, ingenua e imprecisa. Pero somos demasiado idiotas para darnos cuenta y sonreímos felices cuando logramos alcanzar lo que la masa deseaba con fervor casi enfermizo –o esa es la impresión que se nos transmite–, dando escasa importancia a la utilidad real del producto, a la necesidad de este. Voracidad, gula.
 
Pero no toda la culpa es del Sistema. Somos borregos guiados por un pastor sin escrúpulos que sólo piensa en su propio beneficio. Nos dejamos engañar porque necesitamos involucrarnos en una sociedad mal llamada "del bienestar" posesiva, egoísta, creada por nosotros mismos a imagen y semejanza de las ficciones televisivas, del bombardeo de falaz información a que estamos expuestos de manera constante y precisa. Se aprovechan de nuestra falta de valores, de identidad, de una incultura consumista implantada quirúrjicamente en nuestras mentes ociosas.

Evolución y pensamiento lógico es utopía cuando se desea conseguir un mundo mejor, más justo, más limpio, más feliz. Materialismo y esclavitud es la realidad. Hasta que no descubramos nuestros propios errores, y los comprendamos, no avistaremos la otra orilla. Por supuesto, dejar que decidan por nosotros en mucho más cómodo, pero de esta forma queda en sus manos nuestro destino. Jamás lo olvidemos.
Qué cierta es la frase “El hombre es esclavo de sus pertenencias” Trabajamos, pues, para mantener cierto nivel de vida, aunque nunca nadie hablará de un baremo, un límite sensato. Y jamás saciaremos nuestras necesidades porque el poder económico propicia la avaricia. En muchos casos poseemos sin llegar a ser dueños de lo que compramos, ya que el dinero pertenece a determinada entidad bancaria cuyas inversiones recaen en grupos de presión de mayor poder, de mayor calado, verdaderas fuerzas fácticas. Mentimos, y nos mentimos a nosotros mismos cuando afirmamos “yo tengo”. Lo que tenemos, nos tiene a nosotros. Imbéciles… En verdad no somos nada, absolutamente nada; un suspiro en el tiempo, una mancha. Y morimos por poseer, perdiendo a cada paso instantes de felicidad que ya nunca regresarán.

La realidad impera, y ha dejado claro que este no es el camino. No hay más que leer entre líneas, limpiar de paja la información. Busquemos otro.