BIENVENIDO/A A ESTA PÁGINA DEDICADA A LA CULTURA, EL ARTE Y LA FILOSOFÍA. . .

"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo." Benjamín Franklin


"Todo lo que se llama estudiar y aprender no es otra cosa que recordar" Platón


El presente espacio pretende ser una invitación al sano ejercicio de la REFLEXIÓN. Abarcando muy diversos temas, unidos por puntos en común como la CULTURA, el ARTE y la FILOSOFÍA. Esperando que algún tema de interés, sea la semilla que invite a indagar, buscar e investigar más profundamente y de forma personal aquello que nos cautive.

Podemos dejar de ESTUDIAR, pero nunca dejaremos de APRENDER. . .

Dr. R. J. Couvert

sábado, 27 de agosto de 2011

EL BAILE COMO TERAPIA


La terapia implica el propósito de provocar cambios favorables en la personalidad o en la forma de vivir ante desequilibrios humanos (déficits, patologías, traumas). La acción terapéutica tiene como objetivo: más libertad, independencia, sensación de bienestar, desarrollo de las capacidades expresivas, creativas y relacionales. 

Agregar años a la vida.
Agregar vida a los años. 

Cómo hace decir Paul Valéry a Eriximaco: "por ello he renunciado, en el ejercicio de mi arte, a todas esas drogas inconstantes que los médicos corrientes a la diversidad imponen de sus enfermos; y estrechamente me limito a remedios evidentes, conjugados por su naturaleza, cada cual contra el opuesto. (...) Ocho son: el calor, el frío, la abstinencia y su contrario, el aire y el agua, el reposo y el movimiento. Y no hay más.
 
Desde siempre el ser humano ha tenido la intuición de que la organización del movimiento tiene relación con la vida, la salud, la enfermedad y la muerte. Ciertas formas de organización, (podríamos decir ciertas danzas), corresponden a ciertas esencias en la salud. Se elaboran, se realizan determinadas coreografías para determinadas formas de expresión de la enfermedad. Desde la más lejana prehistoria existe la creencia que el movimiento tiene propiedades curativas. Las danzas de trance extático con fines curativos se remontan a más de treinta mil años. También, y como ejemplo: la danza de la tarantela que proviene del tratamiento para eliminar el veneno de la picadura de la tarántula: con saltos fuertes y rápidos, palmadas de las manos que percuten velozmente por debajo de las piernas, bailando y bailando más allá del agotamiento se consigue, mediante el sudor eliminar las toxinas, y salvar la vida. Aunque, como toda realidad, las relaciones son mucho más complejas ya que estas tradiciones se entretejen con el Baile de San Vito o con las danzas de brujas, etc. que surgieron en el Medioevo, reacción y renacimiento, de lo dionisíaco. Cómo sólo se estaba permitido bailar si se estaba loco o enfermo como, pueblos enteros "enloquecían" o "enfermaban" bailando y bailando: era la forma de liberarse de la censura. Así la danza salva efectivamente la vida y no solamente de modo metafórico: devuelve la posibilidad de que la vida se exprese en todo su glorioso desorden, siempre en busca de un utópico orden, de un utópico y fugaz equilibrio. 

La metáfora salva la vida y ése es uno de los valores del arte. El arte intenta preservar, re-inventar, re-descubrir, re-actualizar las formas que tiene la vida con el deseo de ampliarla, conservarla y proyectarla más allá de la muerte.
Aquí unos pocos ejemplos que describen algunas de esas danzas curativas:
"La curación del enfermo hace más patente la relación de la danza circular con el mundo en estado mental estático o visionario. El danzarín o jefe de los danzarines que dirige el coro de los que bailan es el chaman, el médico brujo, el curandero. Demoníaco, clarividente, profético, elegido por su natural y a menudo parapsíquica predisposición, poseído de una inspiración trascendental, resume y aumenta en sí mismo los poderes estáticos de toda la tribu hasta darles un alcance milagroso. Transportado, alejado del orden físico, contempla el pasado mítico y el futuro. Llega hasta la región habitada por los espíritus que amenazan el bienestar de los hombres y con ellos se traba en lucha hasta que se dan por vencidos y dejan su víctima. La Danza medicinal es el medio de expresión más directo que posee. La descripción de este baile en su forma pura es igual en todas las culturas shamánicas. Colócase el enfermo en el centro del círculo y se lo rodea hasta que los danzarines en trance estático, hayan subyugado el espíritu de la enfermedad, lo hallan ahuyentado o aún introducido en sí mismos para vencerlo luego.

"Puede, por el contrario que sea la misma persona enferma que baile para recobrar la salud. Las mujeres enfermas de los Tobas en el Gran Chaco Boliviano danzan con creciente rapidez en un círculo formado por gente del pueblo, sentada, que canta durante la ejecución del baile hasta que los espíritus morbosos huyen por conducto de la transpiración y los conduce al bosque uno de los hombres con una tea encendida. Existen ejemplos similares en Norteamérica. Los Utes, por ejemplo, crean poder curativo del reumatismo, danzando en torno a una estaca solar."(Sachs, K Ibid)

El arte es una capacidad humana, de todos los humanos, que utilizamos para conferir al mundo un sentido. Con la intención de explicarnos, de comprender la vida, también la muerte, y situarlas en un plano en donde todo hecho adquiera dignidad, aunque sea desgarrador. Para sentirnos que trascendemos, que nos ampliamos, y que, por lo tanto, la vida merezca ser vivida. 

La obra de arte siempre propone un diálogo, ahí, enfrente nuestro, está el cuadro de Van Gogh, aquí, nosotros lo contemplamos, entendiendo desde nuestra propia y personal comprensión, nuestra cultura, nuestra sensibilidad, lo que el artista ha expresado y lo que nosotros recreamos. Aquí y ahora, el cuadro provoca en nosotros la proyección de nuestra personal sensibilidad. Es un espejo en el que podemos vernos reflejados desde ángulos sorprendentes. Es la propuesta para entretejer nuevamente los hilos de la vida, diálogo que toda obra de arte propone con su espectador o con su creador. Éste diálogo ocurre en un lugar intermedio, en ese tenso tiempo y espacio, lugar de encuentro entre lo que emana del objeto artístico y lo que la sensibilidad, inteligencia y creatividad del espectador y/o del creador re-crea de ella o en ella. 

De este modo la obra artística requiere y exige formas diferentes de sentir en sus dos acepciones: experimentar sensaciones y formar opiniones, por la propuesta que la obra plantea; ya que toda concreción artística es una destilación elaborada que refleja una parte del universo del artista. 

Simultáneamente acoge, protege y consuela, crea un tiempo y un espacio acotados. Por medio de ése diálogo que mantenemos con la obra de arte podemos volcar nuestros sentimientos y no volcarlos de modo indiferenciado, vale decir, no como una simple catarsis, sino formalizarlos en el entramado formal que cualquier obra de arte contiene. Quizás se pueda decir de que el arte nos propone diferentes derroteros a nuestros pensamientos siempre emocionados.
El arte y el juego o el juego y el arte posibilitan una elaboración creadora de los aspectos conflictivos que tiene toda existencia. El arte como actividad humana manipuladora y creadora de símbolos, aporta consuelo y al mismo tiempo hace que los conflictos se pueden observar con mayor fuerza, permitiendo su elaboración. 

"Tienes que cambiar tu vida" es el mensaje de toda obra de arte. Es decir: todo impedimento exige soluciones originales adaptadas a la realidad planteada, lo que promueve que se abran nuevos espacios de comunicación y de entendimiento con el mundo que nos rodea. Por esta razón es importante desarrollar esta capacidad que tenemos los humanos de producir arte y juego, en el nuevo universo que se le plantea a las personas que tienen alguna patología o disminución física, para que estas personas continúen pudiendo interrelacionarse con el medio social en que están insertos. 

Citando a Roger Garaudy quien afirma que: "lo único verdaderamente terapéutico es el arte" podemos decir que toda acción humana en un trabajo terapéutico puede ser inventora, transformadora; y que esto acrecienta el impulso vital, cumpliendo de este modo gran parte de los objetivos de una terapia que son devolver al paciente la capacidad de alegría y de juego. Por esta razón, transformar cualquiera de los protocolos rigurosos que han de efectuarse en las diversas patologías en un mutuo descubrimiento de las capacidades lúdicas puede proporcionarnos un trabajo interesante en donde la experiencia, en lugar de provocar acciones mecanizadas, hace que la práctica terapéutica se transforme constantemente en evolución creadora. 

Cuando hablo de creación me refiero a una acción en donde se hallan presentes elementos imprevisibles, libres y novedosos; y, citando a Bergson, que ésta acción pueda contener "la multiplicidad casi infinita de análisis y de síntesis entrelazadas".
Así también he de precisar que hablo de lúdico como lo entienden las distintas corrientes filosóficas: la capacidad que tiene el hombre para comprender, aprender y transformar la realidad. Cito a Kant: "Todo juego variado y libre de las sensaciones (que no tengan como fundamento una finalidad) produce placer porque favorece el sentimiento de la salud, haya o no en nuestro juicio racional un placer por el objeto y el gozo en si mismo" y también: "El juego es una actividad corpóreo-espiritual libre, que crea bajo determinadas normas y dentro de un marco espacio-temporal delimitado un ámbito de posibilidades de acción e interacción con el fin no de obtener un fruto ajeno al obrar mismo, sino de alcanzar el gozo que este obrar proporciona, independientemente del éxito obtenido."
Por lo tanto, la importancia de nuestro trabajo consiste en que el cuerpo y el movimiento se puedan, a través del juego y el arte, percibir más global, placentera y profundamente para favorecer el sentimiento de salud.



Un CONOCIMIENTO pequeño que puede llevarse a la ACCIÓN es infinitamente más ÚTIL que un gran conocimiento VANO. . .