BIENVENIDO/A A ESTA PÁGINA DEDICADA A LA CULTURA, EL ARTE Y LA FILOSOFÍA. . .

"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo." Benjamín Franklin


"Todo lo que se llama estudiar y aprender no es otra cosa que recordar" Platón


El presente espacio pretende ser una invitación al sano ejercicio de la REFLEXIÓN. Abarcando muy diversos temas, unidos por puntos en común como la CULTURA, el ARTE y la FILOSOFÍA. Esperando que algún tema de interés, sea la semilla que invite a indagar, buscar e investigar más profundamente y de forma personal aquello que nos cautive.

Podemos dejar de ESTUDIAR, pero nunca dejaremos de APRENDER. . .

Dr. R. J. Couvert

sábado, 23 de octubre de 2010

MEDIUMNIDAD I



"NO SOMOS SERES HUMANOS TENIENDO UNA EXPERIENCIA ESPIRITUAL, SOMOS SERES ESPIRITUALES TENIENDO UNA EXPERIENCIA HUMANA Y CARNAL". (Teilhard de Chardin)
 
La mediumnidad, también llamada "canalización", es la manifestación característica del espíritu desencarnado (o del thetán, como se denomina al Yo Superior del espíritu que está encarnado), y no el fruto de sensibilidades o anomalías del sistema nervioso. 

Es una facultad que en su percepción psíquica se engrandece en la misma medida en que evoluciona y se moraliza el espíritu del hombre.
Su expresión más elevada fue cuando el Maestro Jesús cedió su cuerpo para dar cabida a la Energía Crística. 

La mediumnidad EN PALABRAS SENCILLAS Y CLARAS es un recurso que faculta el intercambio entre los "vivos" de la tierra y los "muertos" del otro lado, y sirve como puente o ligazón para que Altas Entidades Espirituales presten con sus oportunos mensajes un valioso Servicio a la humanidad.

Esta aseveración pretende disipar el error muy común de creer que los líderes espirituales, después de abandonar el cuerpo físico, se desentienden totalmente de la suerte de aquellos discípulos o seguidores que guiaron en la tierra.

La mediumnidad es un fenómeno resultante de la hipersensibilidad psíquica que, en el presente, surge entre los hombres, en concomitancia con el fin de la "Era de la Materia" y el umbral de la "Era del Espíritu", etapa en la que los seres humanos se verán impulsados, como un imperativo determinado por la evolución del planeta, hacia el estudio y cultivo de los bienes de la Vida Eterna. 

Debe tenerse en cuenta que, aunque muchos movimientos filosóficos o espiritualistas no utilicen la palabra "médium" (para distinguirlos, quizás, del tan cuestionado espiritismo), sus mediadores no dejan de encuadrarse en la técnica sideral de la manifestación mediúmnica, cuando captan los mensajes directamente de sus maestros o por vía de la intuición, como lo hacía hace dos mil años Jesús, por ejemplo.

En estas circunstancias se encontraba también como médium el reverendo G. Vale Owen, protestante, cuando recibía los mensajes mediúmnicos de su progenitora en la sacristía de su iglesia, y Alice A. Bailey, que psicografiaba en el ambiente iniciático las orientaciones del Maestro Tibetano. 

Eran médiums, asimismo, la fundadora de la Sociedad Teosófica Helena P. Blavatsky y también muchos de sus afiliados, como el obispo anglicano Leadbeater y Geoffrey Hodson. Los profetas eran médiums poderosos (Jonás, Isaías, Jeremías, Ezequiel y muchos otros). En la esfera católica eran también efectivos médiums Santa Teresa, Antonio de Padua, Don Bosco, San Ignacio de Loyola y Vicente de Paul, por citar solamente algunos. Más allá, entonces, de cualquier denominación o interpretación dada a este tipo de manifestaciones por las instituciones filosóficas o espiritualistas ("gracia", "milagro", "don profético", etc.), todas son, en esencia, fenómenos mediúmnicos.