BIENVENIDO/A A ESTA PÁGINA DEDICADA A LA CULTURA, EL ARTE Y LA FILOSOFÍA. . .

"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo." Benjamín Franklin


"Todo lo que se llama estudiar y aprender no es otra cosa que recordar" Platón


El presente espacio pretende ser una invitación al sano ejercicio de la REFLEXIÓN. Abarcando muy diversos temas, unidos por puntos en común como la CULTURA, el ARTE y la FILOSOFÍA. Esperando que algún tema de interés, sea la semilla que invite a indagar, buscar e investigar más profundamente y de forma personal aquello que nos cautive.

Podemos dejar de ESTUDIAR, pero nunca dejaremos de APRENDER. . .

Dr. R. J. Couvert

viernes, 1 de octubre de 2010

Anthony de Mello




RESUMEN: Anthony de Mello S.J. (19311987) Sacerdote jesuita famoso por sus libros y conferencias de espiritualidad, donde mezclaba la doctrina judeo-cristiana con el budismo
De Mello nació en Bombay (India) en 1931. Sintiendo el llamado para el sacerdocio, inició sus estudios en la Compañía de Jesús, en Poona. Transcurrida esta trascendental etapa de su vida, se graduó en psicología, carrera que siguió en Estados Unidos, según la sugerencia y consejo del Padre Mann, provincial de la Orden.
Comenzó dirigiendo ejercicios espirituales para jóvenes novicios; que fueron el punto de partida para su carrera pública como director de almas, labor que continuaría durante toda su vida. Se basó en la metodología, los principios y la fuerza de los Ejercicios de Ignacio de Loyola, que había aprendido en España. Pero había agregado los ingredientes propios de su personalidad tan especial; y fueron numerosos sus retiros para la renovación del espíritu.
Participó en el Movimiento de Renovación Carismática, con gran intensidad. Ambas experiencias fueron la base de lo que vendría después.
De mente inquieta y casi revolucionaria, De Mello prosiguió su formación personal interesándose por diversas tradiciones religiosas asiáticas y del Medio Oriente. Captó enseguida que los cuentos y los pequeños relatos -nacidos en la profunda noche de los tiempos, como una forma de transmisión de enseñanzas-, seguían siendo tan válidos y necesarios hoy en día como lo habían sido siempre. Es por ello que muchos de los libros que siguió escribiendo De Mello fueron una recopilación y adaptación de estas enseñanzas de origen sufí y zen, relatos del medio oriente, dichos y hechos que aparecen en las leyendas hindúes y también de las mismas enseñanzas cristianas y judías.
El común denominador entre todos estos cuentos breves -generalmente de una sola página- es su cualidad paradójica. Con ello, Toni pretendía ofrecer un PUNTO REFLEXIVO a las personas que sentían un interés en la espiritualidad, pero que tenían las mentes adormecidas; consciente del embotamiento que había producido en el cristianismo occidental décadas de formalismo moral y doctrinal, sabía que para que la fuente de los prodigios brotara de nuevo hacía falta remover los rescoldos del fondo del pozo. Y este es el efecto que producen sus narraciones: una conclusión paradójica que apunta a un despertar.
Tarde o temprano estas enseñanzas tradicionales -y revolucionarias- encontraron sus detractores, que acusaron a De Mello de olvidar el aspecto formal de la religión cristiana para lanzarse a una exploración sin límites que diluía las enseñanzas de unas y otras religiones. Pues algunos cuentos apuntan a un lugar que va más allá de la doctrina: abren un espacio al misticismo, en el que encuentran su fuente diversas tradiciones espirituales. Aun así, y quizás por este motivo, la aceptación popular de sus libros ha sido más que fenomenal: han sido TRADUCIDOS A MAS DE 40 IDIOMAS de todo el mundo, y muchas personas -cristianas o agnósticas-, han reconocido que Anthony de Mello tendió un puente espiritual entre oriente y occidente -un puente que tiene circulación en ambos sentidos.
Posteriormente a su muerte, en 1998, la Congregación para la Doctrina de la Fe (dirigida por el entonces cardenal Ratzinger) investigó sus escritos y “para variar” calificó algunos de ellos como «incompatibles» con la fe católica.



PENSAMIENTOS CELEBRES

-Que es lo que te hace reaccionar: la Realidad o lo que tú supones sobre ella?

- Es evidente para mí; lo cual no significa que sea cierto.

- ¿De qué sirve tener ojos si el corazón está ciego?

- No todos los que tienen los ojos cerrados están dormidos. Ni todos los que tienen los ojos abiertos pueden ver.

- ¡Tiene usted un niño precioso! Esto no es nada. Debería usted verle en fotografía.

- No por mantener el termómetro elevado a base de echarle el aliento vas a calentar la habitación.

- La gente no desea la verdad. Desea promesas tranquilizadoras.

- Por desgracia, la mayoría de las personas poseen la religión suficiente para odiar, pero no lo bastante como para amar.

- Propiamente, para ser malo no necesitas quebrantar la ley. Basta con que la observes a la letra.

- Cuando las personas están alegres, siempre son buenas; mientras que, cuando son buenas, rara vez están alegres.

- ¿Seremos capaces alguna vez de contener nuestros esfuerzos, incendiar el fuego, humedecer el agua y añadirle color a la rosa?

- Lo malo de los ideales es que, si vives con arreglo a todos ellos resulta imposible vivir contigo.

- Cuando el zapato encaja, te olvidas del pie; cuando el cinturón no aprieta, te olvidas de la cintura; cuando todo armoniza, te olvidas del "ego". Entonces, ¿de qué te sirven tus austeridades?

- Cuando el monje va a la taberna, la taberna se convierte en su celda; cuando el borracho va a la celda, la celda se convierte en su taberna.

- Por lo general, la conducta de una persona muestra lo que el observador se imagina que muestra.

- Es mejor el sensualista afable que el santo malhumorado.

- Todo lo que hace falta para descubrir al "ego" es una palabra de adulación o de crítica.

- Si crees ser lo que tus amigos y enemigos dicen que eres, evidentemente no te conoces a ti mismo.

- En realidad, no eres tú lo que me importa, sino la sensación que me produce amarte.

- Donde hay amor hay desorden. El orden perfecto haría del mundo un cementerio.

- Si deseas un mundo perfecto, olvídate de la gente.

- Tratándose de personas, yo conozco lo que me gusta. Quieres decir que te gusta lo que conoces.

- Cuando tu corazón responda instintivamente a las alegrías y a las penas de los demás, sabrás que te has desprendido de tu yo y habrás alcanzado la experiencia de tu "uni-corporeidad" con la raza humana... y al fin habrá triunfado el amor.

- Jamás ha captado nadie la belleza de la rosa diseccionando sus pétalos.

- Los que saben no hablan; los que hablan no saben: por eso los sabios guardan silencio.

- Los inteligentes hablan; los estúpidos discuten.

- En realidad, no sé qué edad tengo, porque no deja de cambiar cada minuto.

- ¿Cómo hablarla del Océano a una rana de pozo?

- Si tienes un reloj, sabes qué hora es. Si tienes dos relojes nunca estarás seguro.






REFLEXIONES

Existe eso que se llama "Un minuto de sabiduría"?.
Por supuesto que existe, replicó el maestro.
Pero un minuto ¿no es demasiado breve?.
No, es cincuenta y nueve segundos demasiado largo.


 
Milagros
Un hombre recorrió medio mundo para comprobar por sí mismo la extraordinaria fama de que gozaba el Maestro."¿Qué milagros ha realizado tu Maestro?", le preguntó a un discípulo. "Bueno, verás... , hay milagros y milagros. En tu país se considera un milagro el que Dios haga la voluntad de alguien. Entre nosotros se considera un milagro el que alguien haga la voluntad de Dios". 

 
Sensibilidad
¿Cómo puedo yo experimentar mi unidad con la creación? Escuchando, respondió el Maestro. ¿Y cómo he de escuchar? Siendo un oído que presta atención a la cosa más mínima que el universo nunca deja de decir. En el momento que oigas algo que tú mismo estás diciendo, detente. 


Vigilancia
¿Hay algo que yo pueda hacer para llegar a la iluminación? Tan poco como lo que puedes hacer para que amanezca por las mañanas. Entonces, ¿para qué valen los ejercicios espirituales que tú mismo recomiendas? Para estar seguro de que no estáis dormidos cuando el sol comienza a salir. 


Presencia
¿Dónde debo buscar la iluminación?.
Aquí.
¿Y cuándo tendrá lugar?.
Está teniendo lugar ahora mismo.
Entonces, ¿por qué no la siento?.
Porque no miras.
¿Y en que debo fijarme?.
En nada. Simplemente mira.
Mirar ¿qué?.
Cualquier cosa en la que se posen tus ojos.
¿Y debo mirar de alguna manera especial?.
No. Bastará con que mires normalmente.
Pero ¿es que no miro siempre normalmente?.
No.
¿Por qué demonios...?
Porque para mirar tienes que estar aquí, y casi siempre no lo estás. 

 
Interioridad
El discípulo quería un sabio consejo. Ve, siéntate en tu celda, y tu celda te enseñará la sabiduría, le dijo el Maestro. Pero si yo no tengo ninguna celda... Si yo no soy monje... Naturalmente que tienes una celda. Mira dentro de ti. 

 
Carisma
El discípulo era judío. ¿Qué es lo que debo hacer para ser aceptable a Dios?, preguntó. ¿Y cómo voy a saberlo yo? Respondió el Maestro. Tú Biblia dice que Abraham practicaba la hospitalidad y que Dios estaba con él. Que a Elías le encantaba orar y que Dios estaba con él. Que David gobernaba un reino y que Dios también estaba con él. ¿Y tengo yo alguna forma de saber cuál es la tarea que se me ha asignado? Sí. Trata de averiguar cuál es la más profunda inclinación de tu corazón, y síguela.

Armonía
A pesar de su tradicional proceder, el Maestro no sentía un excesivo respeto por las normas y las tradiciones. En cierta ocasión surgió una disputa entre un discípulo y su hija, porque aquél insistía en que ésta se ajustara a las normas de su religión para elegir a su futuro marido. El maestro se puso inequívocamente del lado de la muchacha. Cuando el discípulo le manifestó la sorpresa que le producía el que un santo actuara de aquella manera, el Maestro le dijo: Debes comprender que, al igual que la música, la vida está hecha de sentimiento y de instinto, más que de normas. 


Ofuscación
¿Cómo alcanzaré la vida eterna? Ya es la vida eterna. Entra en el presente. Pero ya estoy en el presente... ¿o no? No. ¿Por qué no? Porque no has renunciado al pasado. ¿Y por qué iba a renunciar a mi pasado?. No todo el pasado es malo... No hay que renunciar al pasado porque sea malo, sino porque está muerto.
Ignorancia
El joven discípulo era tan prodigioso que acudían a solicitar su consejo intelectuales de todas partes, los cuales quedaban maravillados de su erudición. Cuando el Gobernador andaba buscando un consejero, fue a ver al Maestro y le dijo: Dime, ¿es verdad que ese joven sabe tanto como dicen? A decir verdad, replicó el Maestro con ironía, el tipo lee tanto que yo no sé cómo puede encontrar tiempo para saber algo. 


El Maestro impartía su doctrina en forma de parábolas y de cuentos que sus discípulos escuchaban con verdadero deleite, aunque a veces también con frustración, porque sentían necesidad de algo más profundo. Esto le traía sin cuidado al Maestro, que a todas las objeciones respondía: Todavía tenéis que comprender, queridos, que la distancia más corta entre el hombre y la verdad es un cuento. 


Hablar
El discípulo no podía reprimir las ganas que tenía de contarle al Maestro el rumor que había oído en el mercado. Aguarda un minuto, dijo el Maestro. Lo que piensas contarnos ¿es verdad? No lo creo... ¿Es útil? No, no lo es. ¿Es divertido? No. Entonces, ¿por qué tenemos que oírlo?. 


Movimiento
A unos discípulos que no dejaban de insistirle en que les dijera palabras de sabiduría, el Maestro les dijo: La sabiduría no se expresa en palabras, sino que se revela en la acción. Pero cuando les vio metidos en la actividad hasta las cejas soltó una carcajada y dijo: Eso no es acción. Es movimiento. 


Veneración
A un discípulo que se mostraba excesivamente respetuoso le dijo el Maestro: Si la luz se refleja en la pared, ¿por qué veneras la pared?. Intenta prestar atención a la luz. 


Transformación
A un discípulo que siempre estaba quejándose de los demás le dijo el Maestro: Si es paz lo que buscas, trata de cambiarte a ti mismo, no a los demás. Es más fácil calzarse unas zapatillas que alfombrar toda la tierra. 


Reacción
Le preguntaron al Maestro qué criterio seguía para escoger a sus discípulos. Y el Maestro dijo: Me comporto de una manera sumisa y humilde. A los que reaccionan con arrogancia ante mi humildad los rechazo inmediatamente. Y a los que me veneran por mi comportamiento humilde los rechazo con la misma rapidez. 


Discipulado
A un visitante que solicitaba hacerse discípulo suyo le dijo el Maestro: Puedes vivir conmigo, pero no hacerte seguidor mío. ¿Y a quién he de seguir, entonces? A nadie. El día en que sigas a alguien habrás dejado de seguir a la Verdad. 


Ceguera
¿Puedo ser tu discípulo? Tan sólo eres discípulo porque tus ojos están cerrados. El día que los abras verás que no hay nada que puedas aprender de mí ni de ningún otro. Entonces, ¿para qué necesito un Maestro? Para hacerte ver la inutilidad de tenerlo. 


Llegada
¿Es difícil o fácil el camino hacia la iluminación? Ni difícil ni fácil. ¿Cómo es eso? No existe tal camino. Entonces, ¿cómo se va hacia la meta?. No se va. Se trata de un viaje sin distancia. Deja de viajar y habrás llegado. 


Retirada
¿Cómo puedo ayudar al mundo? Comprendiéndolo, replicó el Maestro. ¿Y cómo puedo comprenderlo? Apartándote de él. Pero, entonces, ¿cómo voy a servir a la humanidad? Comprendiéndote a ti mismo. 


Cálculo
El Maestro solía reírse abiertamente de aquellos de sus discípulos que deliberaban interminablemente antes de decidirse a hacer algo. Él lo expresaba del siguiente modo: Las personas que deliberan exhaustivamente antes de dar un paso se pasan la vida sobre una sola pierna. 


Revolución
En el monasterio había una serie de reglas, pero el Maestro no dejaba de prevenir contra la tiranía de la ley. La obediencia observa las reglas, solía decir el Maestro, pero el amor sabe muy bien cuando debe romperlas. 


Anteojeras
Si te empeñas en que yo tenga autoridad sobre ti, le decía el Maestro a un candoroso discípulo, te haces daño a ti mismo, porque te niegas a ver las cosas por ti mismo. Y, tras una pausa, añadió apaciblemente: Y también me haces daño a mí, porque té niegas a verme como soy. 


Humildad
A un visitante que a sí mismo se definía como "buscador de la Verdad" le dijo el Maestro: Si lo que buscas es la Verdad, hay algo que es preciso que tengas por encima de todo. Ya lo sé: una irresistible pasión por ella. No. Una incesante disposición a reconocer que puedes estar equivocado. 


Aceptación
¿Cómo podría ser yo un gran hombre...como tú? ¿Y por qué ser un gran hombre?, dijo el Maestro. Ser simplemente un hombre ya es un logro bastante grande. 


Incongruencia
Todas las preguntas que se suscitaron aquel día en la reunión pública estaban referidas a la vida más allá de la muerte. El Maestro se limitaba a sonreír sin dar una sola respuesta. Cuando, más tarde. Los discípulos le preguntaron por qué se había mostrado tan evasivo, él replico: ¿no habéis observado que los que no saben qué hacer con esta vida son precisamente los que más desean otra vida que dure eternamente? Pero ¿hay vida después de la muerte o no la hay?, insistió un discípulo. ¿Hay vida antes de la muerte? ¡Esta es la cuestión!. Replico enigmáticamente el Maestro.

Inversión
¿Cómo puedo librarme del miedo? ¿Cómo puedes librarte de aquello a lo que te aferras? ¿Pretendes acaso insinuar que en realidad me aferro a mis propios miedos?. No puedo estar de acuerdo con eso. Piensa qué es aquello de lo que tu miedo te protege y estarás de acuerdo. Y podrás ver además tu insensatez. 


Entusiasmo
A una mujer que se quejaba de que las riquezas no habían conseguido hacerla feliz le dijo el Maestro: Hablas como si el lujo y el confort fueran ingredientes de la felicidad, cuando, de hecho, lo único que necesitas para ser realmente feliz, querida, es algo por lo que entusiasmarse. 


Liberación
¿Cómo puedo alcanzar la liberación? Intenta descubrir quién te tiene atado, respondió el Maestro. El discípulo regresó al cabo de una semana y dijo: Nadie me tiene atado. Este fue el momento de iluminación para el discípulo, que de pronto quedó libre.

Doctrina
A un visitante que aseguraba no tener necesidad de buscar la Verdad, por que ya la tenía en las creencias de su religión, le dijo el Maestro: Había una vez un estudiante que nunca llegó a convertirse en un matemático, porque creía ciegamente en las respuestas que aparecían en las últimas páginas de su texto de matemáticas; ... y aunque parezca paradójico, las respuestas eran las correctas. 


Creencia
El Maestro había citado a Aristóteles: En la búsqueda de la verdad, parece mejor, y hasta necesario, renunciar a lo que nos es más querido. El Maestro sustituyó la palabra "verdad" por la palabra "Dios". Más tarde le dijo un discípulo: En mí búsqueda de Dios estoy dispuesto a renunciar a todo: A la riqueza, a los amigos, a la familia, a mi país y hasta a mi propia vida. ¿Puede una persona renunciar a algo más?. El Maestro respondió con toda calma: Sí. A sus creencias sobre Dios. El discípulo se marchó entristecido, porque estaba muy apegado a sus convicciones. Tenía más miedo a la "ignorancia" que a la muerte.


Inadoctrinamiento
¿Qué es lo que enseña vuestro Maestro?, preguntaba un visitante. Nada, respondió el discípulo. Entonces, ¿por qué pronuncia discursos? Lo único que hace es indicar el camino, pero no enseña nada. Al visitante, aquello le resultaba incomprensible, de modo que el discípulo se lo explicó: Si el Maestro enseñara, nosotros convertiríamos sus enseñanzas en creencias. Pero al Maestro no le interesa lo que creemos, sino únicamente lo que vemos. 

 
Desvelamiento
Un día preguntó el Maestro: En vuestra opinión, ¿cuál es la pregunta religiosa más importante?
A modo de respuesta, escuchó muchas preguntas:
¿Existe Dios?, ¿Quién es Dios?, ¿Cuál es el camino hacia Dios?,
¿Hay vida después de la muerte?
No; dijo el Maestro, la pregunta más importante es: ¿Quién soy yo?
Los discípulos se hicieron alguna idea de lo que el Maestro quería insinuar cuando, le oyeron hablar con un predicador.
Maestro: Así pues, según tú, cuando hayas muerto tu alma estará en el cielo, ¿no es así?
Predicador: Si, así es.
Maestro: ¿Y tu cuerpo estará en la tumba... ?
Predicador: Exactamente.
Maestro: ¿Y dónde, si me permites la pregunta, estarás tú?.